sábado, 22 de octubre de 2011

Eva Spector

En mi clase de Políticas y Planificación (una de esas materias soporíferas de mi carrera de comunicación que analiza  las leyes, decretos, desgraciados que dictan decretos y burócratas ignorantes que aprueban leyes más desgraciadas todavía) hay una mujer, de unos 40 años, que es una superheroína. Yo sé que suena raro, pero es la verdad. Bueno, bueno, quizás no es La Verdad, pero estoy muy segura de que Eva Spector (así se llama) pertenece a una Liga de la Justicia o a un Club de los Luchadores de la Luz (¿Ese no era un libro de Cohelo, “El Club de los luchadores de la Luz”? que no es lo mismo que la escuelita de fútbol de los empleados de Edenor, eh, nada que ver). En fin, decía, que Eva Spector es una superheroína. Tiene que serlo, yo lo creo firmemente porque no falta nunca pero nunca, ni cuando llueve o hace mucho calor o mucho frío o mucho aburrimiento para soportar semejante materia tediosa. No, ella, en esos momentos dificilísimos no falta, viene estoica y puntualmente, se sienta en su lugar y se dispone a escuchar como si fuera lo más interesante que escuchará en su vida. Tiene que ser una superheroína de esas que sólo existen en las películas o en las historietas porque cuando mira por sobre los anteojos al profesor y asiente con la cabeza, delata una inteligencia sobrenatural, porque, convengamos, nadie puede entender realmente de qué van las políticas públicas de medios de este país. Ella entiende lo que el profesor dice cuando cita el inciso b del artículo 25 del Decreto 548/01 que ratifica el principio (o era el final, no me acuerdo) de Servicio Universal de la prestación de la licencia… bla, bla, bla. Si la materia tiene examen final obligatorio, nadie presta atención. Pero Eva sí, Eva es distinta. Anota unos jeroglíficos raros a toda velocidad en su cuaderno como si fuera un código secreto porque quizás Eva es una agente encubierta de la SIDE o del COMFER o del RENAR o de EDESUR, no sé, pero les juro que anota en un código secreto. Eva durante la clase asiente con la cabeza, se saca los lentes y muerde una de las patillas, como si hubiera algo de la sarta de pavadas que dice el profesor que tuviera algún sentido escondido. Eva además de ser superheroína, e insisto y recalco que lo es, es profesora del secundario. Para despistar, estoy segura. Cuando estamos en fecha de exámenes parciales Eva estudia para el parcial, corrige los exámenes de no sé cuántos chicos de no sé cuántos colegios en los que da clases y no descuida su hogar porque además, Eva está felizmente casada. Para despistar, estoy segura. Y además de todo lo mencionado: de las clases, de los exámenes, de las correcciones, de los maridos y de los ocultamientos, Eva ¡se saca un ocho en el parcial! Nadie, repito, nadie en su sano juicio haría una carrera de seis años y trabajaría además tiempo completo con adolescentes a los que sólo les preocupa tener el flequillo bien lacio tapándoles un ojo. La verdad es que lo cuento acá porque en la facultad nadie me va a creer, van a decir que estoy drogada. Estoy segura de que Eva Spector es una superheroína que tiene una misión secreta en la facultad, como conseguir estufas o matafuegos o jabón real en las jaboneras de los baños. No, no, es una broma, debe tener algo más importante que hacer entre nosotros. No sé bien qué es, pero les juro que lo voy a averiguar.

1 comentario:

  1. Seguramente tiene alguna debilidad. Todo héroe tiene su criptonita. Debemos descubrir cual es, no podemos dejar que estudiantes de esa calaña tengan la irreverencia de dejar en evidencia nuestra humanidad.

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