Los lunes al sol son mejores
no metida, yo, como hámster
en una ruedita.
Las hermanas sentadas en el tren no pestañean para mirar
y el ruido de la maquina es tan potente que no me deja escuchar
lo que pienso.
Se parece a los lunes.
Los lunes miro el puente blanco desde la ventana,
recorro las calles de nombres con glamour que antes
desaparecieron.
Hay cosas más felices,
me repito.
Como dos extranjeros que se enamoran en un barco.
Fotografiar las plantas de Sofía.
Comprar libros para colorear a Marie y regalar sus stickers.
Hacer reír a Daniela.
Escribir cartas a mano y enviarlas por correo analógico
con estampillas de hologramas.
Y flotar entre obsesiones, casi siempre.
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